No creo sea el mismo infierno al que
puedan ir las almas en pena de ciertos personajes tan nefastos para la historia
de la humanidad como las de otros no tanto. Sería inmerecido juntarlos en la
misma bolsa. Me cuesta creer que podrían compartir caldera hijos de puta de la
talla de Pinochet o Videla con otros genuinos merecedores de un descanso eterno
en el infierno como Ronnie James Dio o Bukowski, que sabían de antemano irían
derechito a él, pero como miembros selectos y privilegiados de una auténtica
casta de anti cristos por derecho propio, mimada y muy tenida en cuenta por el
maligno cuando caminaron entre nosotros los vivos, destacándolos por sobre la
merienda con el increíble don de la comunicación del mensaje de vivir libres en
el malogrado Edén terrenal. No me lo imagino a Hitler o a Mussolini o a Reagan
o a Pol Pot o a Franco paleando azufre bajo el látigo del Ángel Caído con Poe,
Lovecraft o Cobain y cientos de comunistas y psicólogos al lado, lamentándose
por la eternidad y encorvados sobres sus picos y palas excavando el centro rojo
de la tierra para avivar el fuego interminable del castigo. Es muy injusto de
ser así, deberían existir dos infiernos. Como dos cielos. Uno encantador y otro
más jodido, más cercano a Dios y las semejanzas.
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