Colecciono
frases que se publican en el Facebook o en Twitter. Soy una especie de Diógenes
del copy-paste. Poseo miles de archivos en Word con frases de otros para
inspirarme en ellas, para imaginármelos a los usuarios como serán en la vida
cotidiana y cuáles serán sus apariencias. Las fotos que se suelen publicar no
son las reales en los perfiles de estos sitios web, ni los datos de información
muy fidedignos; hay mucho fantasma suelto en el campo virtual, ya se sabe. Aún
así, muchas veces me asombro de la espontaneidad de algunas publicaciones y
quiero guardarlas para un pormenorizado análisis a posteriori. Por eso mismo mantengo
un muy organizado control de los archivos con todas las citas que me he
guardado de todos y cada uno de mis contactos, con nombre y apellido o
pseudónimo y las fechas en que fueron publicadas desde hace dos años. Son casi quinientos los contactos que poseo, te podrás
imaginar que es para mí una tarea ardua el organizar y repasar a diario a cada
uno de ellos para lograr hacerme una idea de cómo son. Llegué a variadas
conclusiones y decidí separarlos en grupos de distintas carpetas. Están los
humanistas, los progres, los chalados, los idiotas y la familia. Las subcarpetas
los divide en tres a cada uno: grupo 1, inteligentes, grupo 2, poco
inteligentes, grupo 3, memos. Las subcarpetas más ocupadas son las de los
grupos 2 y 3 de las originales, sobre todo humanistas y progres, la que menos, familia.
Poseo mucha información guardada de gente que ni siquiera conozco en persona ni
conoceré, pero me la imagino, y de esta manera conservo sus recuerdos en mi
cabeza como el de algún amigo de la infancia al que le conozco todos sus puntos
débiles. Y ahora vos te preguntás: ¿para qué?
25 de abril de 2013
12 de abril de 2013
#1 Dream

Me cuelga del vientre como un mono de una
rama. Es enorme, negro y asqueroso, con una cabezota redonda, roja y grande
como una ciruela. Me espanto de verlo en detalle, sus arrugas, su cuello largo
y venoso. Lo avivo un poco con la mano. Estoy solo frente al espejo, tan
aburrido de todo, tan drogado por mis pensamientos y desnudo. Cierro los ojos y
esa escena ocurre otra vez por detrás mío. Un pibe pasa a mi lado en la calle
chascando los dedos como si le sonara en la cabeza una de Carl Perkins. Por
delante suyo, va una de más o menos unos quince años, va sola y con unos
pantaloncillos muy cortos marcándole el culito de niña crecida, sus piernas de
espigas son largas y firmes, la cinturita sigue un compás al caminar como de
patito feo, su camiseta roja de tirantes es corta y le afirma los nacientes
pechos como dos conitos de leche, dos coletas rubias le cuelgan hasta los
hombros, tiene algunas pecas y un tatuaje de henna en el brazo derecho con un corazón
atravezado por una flecha. Me acerco a ella por detrás sin quitarle ojo de
encima, la alcanzo en el semáforo de la esquina, me le pongo al lado y me mira
de soslayo provocándome con esos ojos lánguidos de huerfanita, el niño nos pasa
de largo sumido en su mundo, me doy cuenta de que algo pasó por los bocinazos,
que de repente me acercan a la realidad y al charco de sangre en el asfalto
donde me revuelco.
11 de abril de 2013
Disorder 9 am
El metro va lleno, hace dos
paradas que subí y el hedor que se respira en el interior de los vagones me
hace pensar que tal vez me haya equivocado y esté viajando en el vagón de la
carne o el de los presos comunes. Es la hora punta de las 9 de la mañana y voy
escuchando mi selección de Joy Division puesta en shuffle al 20 de volumen. A
todos los pasajeros los observo por encima de la solapa levantada de mi abrigo
de piel de camello, veo que a unos les cuelgan las cabezas de los hombros,
inertes, meciéndose suavemente de lado a lado como el tren frena y acelera. Hay
chicas muy arregladas que se terminan de retocar los labios con mucho arte a
pesar del movimiento bamboleante que da el vagón, hay muchos viejos que van
sentados dormitando, el resto de la manada está revisando alguna mierda
inservible en los aparatos táctiles como siempre. Subo la mirada y me detengo
impresionado por el reflejo del cristal que me muestra como de pronto todos los
que van detrás de mí se matan entre ellos, como se arrancan los ojos y se tiran
los cueros. Bajo rápidamente la mirada buscándome los pies, un poco de acides
estomacal me aflora de una pequeña arcada láctea. Los bajos suenan muy fuertes.
Llegando a plaza Catalunya percibo un fuerte olor a metal quemado que se va
espesando según para el convoy en la estación. Toda la masacre baja en tromba
arrastrándome con ella, estoy atrapado en su embudo, que me hace subir las
escaleras contra mi voluntad y pasar por el molino de carne hasta la calle.
Llueve. Hace frío. Hoy no va a ser un buen día.
11 de marzo de 2013
Primera y última vez que escucho a los Clash
La primera vez que escuché a los Clash lo
hice de un cassette. La primera vez que escuché a los Clash tenía pelo y me
gustaba faltar mucho al colegio. La primera vez que escuché a los Clash no
entendía nada de nada de nada. La primera vez que escuché a los Clash todas las
minitas me parecían cogibles.
La última vez que escucho a los Clash lo
hago como un monógamo y felizmente casado hijo de buena madre. La última vez
que escucho a los Clash me recuerda a cuando no entendía nada, y me hace
reflexionar en que sigo aún sin entender nada y tan pancho. La última vez que
escucho a los Clash lo hago de un aparato de mierda que no levanta el volumen
de mi Noblex doble casetera ni a palos. La última vez que escucho a los Clash
me doy cuenta de que mi flequillo ha desaparecido por completo y, sobre todo,
de que más vale termine pronto de escribir toda esta mierda sino a mí mañana no
me levanta nadie a laburar para pagar las cuentas de la tarjeta y la hipoteca.
¿Bailás?
22 de febrero de 2013
A day in life
Cuando te das cuenta de que todos los
caminos conducen al mismo destino y las flechas te atraen al mismo norte
magnético donde todo al final muere indefectiblemente, se marchita, caduca,
sentís como una pesada losa se apoya sobre tus hombros y pensás en lo largo del
viaje y en el poco tiempo que te tomará recorrerlo.Y te resultarán
vertiginosas las imágenes que se te aparezcan de como a veces se te pasa todo
de largo una vez subido al tren de las rutinas. Pero después de un momento se
te aparece lo magnifico y maravilloso del paisaje, que al final te alcanza y
todavía tiene algunas monedas que darte de vuelto a pesar de lo difícil que te
resultó creer que debas vivir tanto. En los jardines de Montserrat hay dos
palmeras y yo me siento a ver, a matar el tiempo mientras me muero como todo y
todos.
18 de febrero de 2013
Mi Secreto
Ya comí, ya bebí, y ya me eché
una regia cagada después de todo. Uffff...realizado por hoy. Mañana será otro
día de mierda seguro. Me voy a dormir, pero antes, me tomo 5 minutos y me
preparo el licuado de mañana. Tomo licuados para mover el vientre, la voy de
naturista, viste. No tomo nada de comprimidos ni hostias que me agujereen el
estómago o me dañen el colon. Es muy efectivo mi método, deberías probarlo, lo
encontré en una revista del doctor Porelortti que ojee mientras esperaba mi
turno en el consultorio de mi coach y le agregué algunas cositas. Tomo medio
kilo de ciruelas pasa junto con 4 cucharadas de avena en gachas, las proceso en
la licuadora y a lo último les agrego mi GRAN SECRETO para un seguro y fluido
tránsito intestinal: un six pack de Activia frutos del bosque y el jugo de tres
naranjas. Es un método infalible. Un sano transito intestinal me mantiene la
cabeza despejada. Te invito a probarlo. Lo podés beber como yo antes de dormir,
y si te gusta o sos muy estreñido/a, tomarlo también en ayunas por las mañanas.
No te imaginás lo bien que se siente ir bien cagado por la vida. Vas a laburar
y no te jode, te recagan a pedos y te resbala, ponés las noticias de la noche y
toda la mierda que pasan te parece un cuento de niños. Hasta le doy bola a los
captadores de socios de Greenpeace y todo. Una maravilla como me ha cambiado la
vida. Gracias, dr. Porelortti.
13 de febrero de 2013
Lo que queda del cuerpo (extracto)
-Hay que terminar el escabio, los ratis no permiten pasar a nadie con nada, loco. Ni cintos ni nada. ¿Bobby te llamás vos? Pasásela al gordo.
-Me llamo
Ernesto.
-El gordo
te llama Bobby todo el tiempo.
-El gordo
es un pelotudo.
Entre risas nos apiñamos contra los de
delante, unos pibes de Junín que viajaron toda la noche y no nos dieron mucha
bola. Le di un trago largo al vino caliente y se lo pasé a Peto que iba detrás
mío. Sentí un ardor que me calcinaba la laringe y la boca del estómago como una
erupción interna, a pasos de pingüino la fila se iba acortando, la gente
cantaba, todos le cantábamos a los caretas.
-Que pedo
tengo, boludo- dijo Bobby
-Yo
también- dije
Peto le pasó la caja de vino a Luquitas y
Bobby se la pasó a Saverio, que después de darle un buen trago se la pasó al
Gringo y este a Papple y de nuevo a mí, que me acabé el fondo cerrando los ojos
y apretándome la nariz para poder tragar mejor todo ese resto de taninos y
otros minúsculos materiales de dudosa consistencia que quedaban en el fondo.
Estaba re loco, estaba ciego del pedo que llevaba.
-Eh, gordo,
¿qué te pasa?. No me seás mantequita, eh…- me gastó Papple.
Nos sonreímos en una mueca bobalicona que yo
no entendía y seguimos avanzando a paso de plomo. Muchos pibes pedían monedas
para comprar la entrada, otros te dejaban en la mano unos papeles fotocopiados
con fechas de bandas que ni cristo ni el diablo conocían. Nada de mochilas ni
cintos ni cámaras ni objetos punzantes. Antes de ser palpado por uno de los
cerdos de la federal pude ver la gran pila de mochilas confiscadas y todos los
cintos y las cámaras y los objetos punzantes que no dejaban pasar tirados a un
costado del acceso. Papple y el Gringo se le cagaron de risa al rati en la
cara, yo me mantuve a duras penas inmóvil a mi turno del cacheo, pensando en
contener la risa cuando el gordo hijo de
puta cornudo y de bigotes me tanteara las pelotas, lo cual hizo, provocándome
algún gesto que me delatara borracho y me pidiera ver los documentos y se diera
cuenta de que era menor de edad y no me dejase entrar en las condiciones en las
que estaba. Pasamos todos con éxito, corrimos inútilmente para adentrarnos aún más
y salimos al ras del campo abierto al cielo, cubiertos de sudor escarchado en
los lomos. Era ese amplio territorio el fondo de un cráter inmenso que escondía
un verde valle bajo la superficie de plástico que protegía el césped donde se
jugaba al futbol. Mil gradas rodeaban al campo. Inmenso, delante nuestro, el
escenario. BALLBREAKER.
6 de febrero de 2013
Noche de brujas (extracto)
Un gran espejo abarcaba toda la pared encima
de los lavamanos, había un cubículo para los que quieren cagar y dos
mingitorios sin separador, me saqué el aparato y meé en uno, solo, la música y
las voces del exterior formaban una bola sonora irreconocible, sentí como el
pis caliente me atravesaba por la uretra hasta ser escupido desde la punta a la
blanca porcelana. El ruido del chorro golpeando el plástico del desinfectante
me relajaba, de la sensación de bienestar que me embargaba se me aflojaron un
poco las piernas y se me electrificó la nuca. De un gesto inestable giré mi
cabeza a la derecha y me ví en el espejo, más joven, el pelo más largo y menos
escaso, más erguido sobre mi estampa y con los hombros más caídos; y mi cara,
mi cara era una promesa que encerraba pasión, era inocente, casi femenina; era
yo el que se reflejaba, el verdadero Joaquín. La meada fue muy larga y
placentera, me acerqué al lavamanos sin quitarme ojo, me enjaboné las manos
usando el dispensador, junté un poco de agua con las manos en cuenco y hundí la
cara, fregué, me la aclaré con más agua y de repente el hechizo se había
esfumado. Bajé decepcionado la vista y pude ver sobre el dispensador de jabón algunos
restos de polvo blanco que parecía bicarbonato. Me sequé las manos, y al darme
vuelta para salir uno entró de un golpe a la puerta, trayendo a sus espaldas un
ruido de locos que venía del bar ya atestado de gente, tenía pinta de gorila en
celo, la mirada nerviosa y desafiante me preguntaba ¿Qué pasa? desde dos metros
del suelo, nos cruzamos unos chasquidos de lengua por el encontronazo y salí
seguido por su venenosa mirada expectante de respuesta, pensando que unos cuantos
años antes me hubiese animado a encarar a cualquiera si la merca estaba bien cortada.
14 de enero de 2013
Hamburguesas
Hubo una vez que trabajé en la cocina de un
sitio odioso. Preparando unas hamburguesas, el frío filo del cuchillo cebollero
me estremeció desde un dedo que al instante comenzó a sangrarme mucho. Me
rechinaron los dientes de dolor mientras aclaraba el corte con el agua del
lavamanos. Era uno profundo y limpio, de esos de carnicero. Me miré en el
espejo aun estrangulando el pequeño músculo tajeado que no paraba de emanar y
sonreí de lado, de pronto fascinado por la malicia. El parpado derecho me
titilaba asustadizo. Volví a mi partida y sin vacilar metí la mano herida en la
masa de carne picada que estaba a mi cargo. Después de varios años, todavía los
clientes siguen preguntando si soy yo el que preparó las hamburguesas del menú
del día. Aseguran nunca haber probado unas tan jugosas, hechas con tanto amor y
dedicación como las de aquel martes 13 de 2006.
8 de enero de 2013
Puto/ta

Me compré un muy simpático diccionario de argot. Es muy divertido. A veces para matar el tiempo me pierdo con el dedo índice por sus páginas eligiendo aleatoriamente cualquier palabra corriente y conocer su significado (según la academia española) y sus estimados orígenes. Fue así que me topé con la palabra PUTO, TA: 1. Adj./m. y f. Miserable, despreciable, nefasto. Ej: “la navidad es una puta mierda.” “Putos comunistas.”. 2. m. y f. Persona que se prostituye. Ej. “ese que ves ahí es el/la putita/to del jefe”. 3. f. Mujer que mantiene numerosas relaciones sexuales. Ej. “la novia de mi coach es re puta”. 4. loc. Excepcional, óptimo. (ser) de puta madre. Ej. “rascarme las pelotas está de puta madre”. 5. loc. m. Homosexual activo o pasivo. Ej. “Paul Stanley parece puto”
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