29 de febrero de 2012

Crimen y castigo



Para mí, Crimen Y Castigo (Fiodor Dostoievski, 1866), supuso un antes y un después en mi concepción de la lectura como modo influyente en mis puntos de vista. Toda una experiencia enriquecedora. Lo habré leído hace unos 10 años y me costó bastante terminarlo la primera vez (la edición de bolsillo tiene 700 páginas, antes se escribía mucho, así dicen). Confuso lo leí en esa oportunidad y al tiempo le dí otra ya con más predisposición. Ahí fué cuando el certero golpe me llegó entre ceja y ceja. Esta obra maestra trata sobre el análisis psicológico del fin humanitario de cometer un crimen de la magnitud de un asesinato, justificandolo de esa manera. La viejísima premisa de que el fin justifica los medios es el tormento de un estudiante de San Petersburgo debatiéndose constantemente en contradictorias emociones antes y después del hecho. El estudiante Raskolnikov mata a un usurero y no puede con la lucha extrema que mantiene con su conciencia. Magistralmente relatada, Dostoievski desenreda con lujo de detalles la maraña de sentimientos ambiguos del protagonista y los ubica viviendo en una ciudad anónima, descarnada, lúgubre y despiadada. Nos hace deambular por las calles viviendo sus miserias, sus arrebatos de locura, su revolución industrial. Esta obra está considerada, tanto como su autor, como uno de los íconos más influyentes de la historia moderna de la literatura y la cultura en general de fin de siglo XIX y principio del XX. Muchos tomaron nota de la visión dostoievskiana del ser humano haciéndola suya. Fué gran influencia en la revolución de la psiquis que supuso Freud y sus obras y discípulos, todos los -ismos del arte a posteriori, o autores modernos: léanse Woolf, Miller, los Beat, Buk, etc... etc... Armate de paciencia y leelo. Vale la pena cada página. Yo ya es la quinta oportunidad que le doy y cada vez encuentro nuevas sensaciones. Me pasa lo mismo cada vez que escucho detenidamente Abbey Road.

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