29 de diciembre de 2012

Nota sobre el insomnio


 
 
   Ir mal dormido te atonta, te lleva en velocidad crucero directo hacia el abismo. Todo lo que ocurre a tu alrededor te importa un carajo porque no lo entendés desde hace días; se te acaba el aire, se te aflojan las rodillas al deslizarte por la casa, todos los sabores de tu boca te repugnan aún más que los olores fríos del pasillo y los tostados y lácteos de la cocina. Sentís que vas oprimido como con una pesada morsa de gasista ajustándote las sienes, estrujándote el habla y cualquier discernimiento o mínima acción. Te levantaste sin saber la hora ni como pudiste hacerlo, te quedás viendo tu primer reflejo de muerto a escobazos por varios minutos en el baño, las pesadas ojeras y las húmedas pestañas te espantan, la piel lechugosa que estira tu cara, mortecina, seca, mal afeitada, transparenta algunas venas azuladas que no laten, a tus pies los sentís fríos y húmedos, a las manos como truchas, el mínimo roce de aire te estremece la desnuda carne ultrasensible. Te preparás como podés el desayuno, te vestís con lo que se te cruza primero y tarde salís a la calle para ir a encarar el fango de la urbe una vez más. De primera mano el frío de Diciembre te corta la cara de un bofetazo, se te nubla la vista por el bruto espasmo, se te contrae el abdomen de un retorcijón tibio que irritado se te escapa materializado en vapor desde el culo, buscás a tientas los cigarrillos en la campera y de la primera seca que le das a uno casi te desmayás, tambaleás un poco (puede que algún peatón se asuste si semejante imagen se interpone entre el chat y su destino negro), pero seguís adelante, caminando en una nube hacia la boca del metro, muy alterado, como sumido en un grave estado de falta mental, a evidente causa de la paranoia insomne y de los ruidos molestos de la ciudad en la hora pico, que te sacuden los abotargados nervios en carne viva provocándote vértigos y serias contracturas en las malheridas cervicales; te duele mucho la cabeza, tosés y parece que las entrañas se te salen de una arcada vacía. Te dan escalofríos, te pican mucho los ojos, y la cabeza, que parece laguna, automática y boba, te retumba hueca, separada de los hombros y muy detrás de tu despojo de cuerpo. No podés hablar y nadie se atreve a hacerlo, preferís la soledad, meterte en tu mundo, hablar con vos mismo en tu lengua indescifrable, ver las estrellas de mil colores que te nublan a tu modo, apretar el play y que la música te vaya colocando cada pieza del armatoste muy de poco a poco en su sitio para que te sea mas llevadero el día de mierda que te espera.
 
 

13 de diciembre de 2012

Quemar





  Escuchar a Deep Purple me hace recordar a mi tierna infancia en los suburbios del suburbio de la ciudad de Buenos Aires, una zona de nadie y de todos llamada y aún llamada Parque San Martín. Deep Purple me recuerda a las calles de tierra y los talleres de chapa y pintura, a la hija del almacenero Don Víctor (viejo e mierda), la pelota Tango Adidas y los jazmines de mi abuela, a la primera vez que mi tío Vidal me llevó a pescar a Lujan con el Torino cuando yo tenía seis o siete años. Recuerdo era fierrero el tipo, tenía un Torino del 69 que estaba restaurando y llevaba el guardabarros derecho de la trompa con un color antióxido que contrastaba mucho con el rojo original que enchapaba el resto de la carrocería. Andaba como una seda el Torino, pero consumía aceite como loco. Eso le traía dolores de cabeza a mi tío. Él era mecánico e iba a cambiarle el motor por uno que consumiese menos lubricante, recuerdo. Y le gustaba el rock. A mi tío Vidal le gustaba Pappo, Invisible, El Reloj (que eran del oeste), Creedence y Deep Purple. Tenía el veintiocho años y guardaba en la guantera unos viejos magazines de Deep purple y tiras de caramelos cristal, que me regalaba a mí y a las jóvenes gacelas cimarronas que subían a veces a dar una vuelta con mi tío por el centro de Merlo o por los telos de Moreno los sábados por la noche, haciendo rugir ese motor de truenos y con alguno de Pappo escapándosele por la ventana. Recuerdo que tenía Quemar (BURN), uno de Queen y algunos de Creedence, en especial La Fábrica de Cosmo (COSMO´S FACTORY) que no dejaba de pasar y pasar una y otra vez por el pasa-magazine. Pero lo que recuerdo muy mucho si escucho a Deep Purple, y en especial Quemar, y en particular su primer tema, es como mi tío pisó el acelerador del viejo Torino del 69 cuando le dio al play. La gran puta, iba encorvado sobre el volante zigzagueando entre los coches y los camiones 11/14 de Petinari a una velocidad de rayo, en plena ruta 7 a la altura de La Reja, cuando la ruta 7 era doble vía solamente y argentina ganó la copa del mundo de Méjico 86.

 
                      

5 de diciembre de 2012

Ricardo de Laferrere



-hola doc
-si, ¿quien es? ¿quien es el que tenemos del otro lado? dime tu nombre
-ricardo-

-de donde llamas, ricardo?

-de laferrere
-ricardo de laferrere, dime cual es tu pregunta y te la responderé al aire-

-mire, doc, tengo 41 años, vivo con mi pareja y quiero saber si es que afecta a mi desempeño sexual la crisis económica, usted sabe, el stress y los problemas familiares. si es la causa de mi impotencia sexual.
-mira ricardo, la crisis económica, si se vive de forma personal, afecta profundamente al sexo, porque genera stress, que como ya sabes, es el mayor enemigo de la lívido, del deseo sexual. ¿se estimulan mutuamente tú y tu mujer?

-a veces, es que disponemos de muy poco tiempo que podamos estar a solas y preferimos ir al grano, nada que dure más de cinco o diez minutos; lo que me dure la erección. y eso pasa las veces que nos dan ganas a ambos, que son pocas, sabe.
-muy mal, Ricardo.  para estimular el deseo lo primero que recomiendo es estar feliz, relajados y tranquilos. lo segundo es dejar la cabeza y las preocupaciones fuera de la habitación

-pero doc, me es imposible despejar la mente. estamos muy mal, tenemos muchas deudas. ¿como se puede aumentar la libido de un hombre en los tiempos que corren? trabajo mucho, vivo con mis suegros, me es imposible…

(se oye algo de estática en el éter radial mientras la doctora Motherfucker piensa en el consejo que le dará a Ricardo de laferrere, 41 años, impotente a causa del estrés que le provocan las deudas y tener que convivir con la familia de su esposa porque los han deshauciado; desesperado por poder contrarrestar ese grave problema de inanición, que lo tiene al borde del divorcio  por llevar a cuestas una vida sexual casi inexistente y unas rutinas demoledoras y cansinas que lo anulan, día tras día, y noche tras noche, desde hace seis meses para siete)
-creo que los dos tenéis falta de deseo y lo que tenéis que hacer es dejar de tener relaciones sexuales por un tiempo, tal vez la abstinencia sexual les despierte la necesidad de encontrar, juntos, otros modos de amarse. dime, Ricardo, ¿tomas vigorizantes? ¿viagra o levitra?

-no, no, mire, mi dieta diaria de pastillas consiste solo en un multicentrum cada mañana después del desayuno, un protector gástrico antes de las comidas y mi dosis prescripta de dos valiums, uno por la mañana antes de entrar a la oficina, y otro, que tomo a media tarde acompañando una pinta de Guinness y el periódico deportivo del día. aparte de eso, no consumo ninguna otra cosa.

-y dime, ¿han probado con masajes sexuales? Sabes de los que te hablo ¿de los prostáticos o los clitoroidales?
-no, ¿prostáticos?

(ufffff… pensó la doctora Motherfucker, otro giliposhas)
-dime Ricardo, ¿han comprado tu mujer y tú mi último libro?  ¿”pirulos y argollas para dummies”? En el me explayo mucho sobre este tema en particular. Sobre todo en la anatomía específica de las zonas erógenas, las localizaciones exactas de los puntos G y distintos modos de práctica y empleo de los masajes.

-si, mi mujer lo compró la semana pasada y vamos leyendo el segundo capítulo, pero todavía no se me pone dura, doc
- ¿tienes el libro a mano….?

-si, lo tengo sobre la mesa, mi mujer está sentada al lado mío y me lo alcanza
-mira, ve al apartado de anatomía que compone el capítulo 9…

-…si
-hay varios gráficos…

-si…
-fíjate en donde se muestra el pene y todas las partes del sistema reproductor masculino, como abierto de piernas.

-si
-y dime, Ricardo,  ese territorio inhóspito marcado con un largo corchete que nace desde el último pliegue de los escrotos y muere en el mismo borde del ano, ¿como se llama? Lo dice.

-ROCANRROLL-
-pues ahí, ahí mismo dile a tu mujer que te masajee.