Colecciono
frases que se publican en el Facebook o en Twitter. Soy una especie de Diógenes
del copy-paste. Poseo miles de archivos en Word con frases de otros para
inspirarme en ellas, para imaginármelos a los usuarios como serán en la vida
cotidiana y cuáles serán sus apariencias. Las fotos que se suelen publicar no
son las reales en los perfiles de estos sitios web, ni los datos de información
muy fidedignos; hay mucho fantasma suelto en el campo virtual, ya se sabe. Aún
así, muchas veces me asombro de la espontaneidad de algunas publicaciones y
quiero guardarlas para un pormenorizado análisis a posteriori. Por eso mismo mantengo
un muy organizado control de los archivos con todas las citas que me he
guardado de todos y cada uno de mis contactos, con nombre y apellido o
pseudónimo y las fechas en que fueron publicadas desde hace dos años. Son casi quinientos los contactos que poseo, te podrás
imaginar que es para mí una tarea ardua el organizar y repasar a diario a cada
uno de ellos para lograr hacerme una idea de cómo son. Llegué a variadas
conclusiones y decidí separarlos en grupos de distintas carpetas. Están los
humanistas, los progres, los chalados, los idiotas y la familia. Las subcarpetas
los divide en tres a cada uno: grupo 1, inteligentes, grupo 2, poco
inteligentes, grupo 3, memos. Las subcarpetas más ocupadas son las de los
grupos 2 y 3 de las originales, sobre todo humanistas y progres, la que menos, familia.
Poseo mucha información guardada de gente que ni siquiera conozco en persona ni
conoceré, pero me la imagino, y de esta manera conservo sus recuerdos en mi
cabeza como el de algún amigo de la infancia al que le conozco todos sus puntos
débiles. Y ahora vos te preguntás: ¿para qué?
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